De modo que quieres guerra. Pues
no sabes dónde has ido a parar, engendro del diablo. ¿Cómo te atreves? Me has
traicionado. Prepárate a recibir mi venganza. No te vas a quedar mucho tiempo conmigo,
campando a tus anchas.
Ya podéis empezar a trabajar,
ejército de defensas. Os quiero bregando noche y día, sin descanso, hasta que
no dejéis ni rastro de esas células enloquecidas. Mi corazón bombea sangre
fuerte, mis pulmones aire puro, mi cerebro galopa.
Me haces perder el tiempo, y tengo muchos anhelos aún por cumplir. Tengo libros que leer y escribir, viajes que realizar. Tengo abrazos que compartir, “te quieros” que pronunciar. Unos padres que me necesitan, unos hijos a los que guiar y un perro que me espera cada día. ¿Y tú vienes ahora a decirme que esto se puede acabar? ¡De qué vas!
Me haces perder el tiempo, y tengo muchos anhelos aún por cumplir. Tengo libros que leer y escribir, viajes que realizar. Tengo abrazos que compartir, “te quieros” que pronunciar. Unos padres que me necesitan, unos hijos a los que guiar y un perro que me espera cada día. ¿Y tú vienes ahora a decirme que esto se puede acabar? ¡De qué vas!
Lárgate. Desaparece. Esfúmate,
monstruo cobarde.
Y déjame vivir, que no es mi
hora. Acabo de empezar a tener claro qué y qué no deseo. Eso es un logro descomunal,
¿sabes? Qué eres tú, ¿una especie de ensayo del destino? Que no me cuenten milongas,
tú no me harás valorar más lo que tengo. Yo ya sé lo que es esencial y lo
que no. Lo que me falta es tiempo. TIEMPO. Sí, justamente ése que tú te empeñas
en arrebatarme.
El miedo. Sí, claro. Sabes
manejar como nadie esa arma. Pero de coraje no tienes ni idea. Ah, ¿así que vas a
enviarme una fatiga insoportable, vas a intentar que no logre mi objetivo? Lo
llevas claro, mi mortal e insignificante enemigo.
¿Ves esa montaña? ¿Aprecias su
belleza? Pues me dirijo justamente allí, hasta su cima, contigo arrastrándote si
te empeñas. Yo voy a ascender, un pie tras otro, sin esperar a iniciar mi
marcha. Dudo que tu despreciable naturaleza sepa valorar la visión que te
ofreceré. Pero regresaré una y otra vez a esa cumbre. Te juro que lo haré. Coronaré.
Y un día, lo haré sin ti.
Si sabes lo que te conviene, da
media vuelta, o prepárate al vértigo de las alturas, y al abismo de la VIDA. Asume
tu destino. El exterminio total, porque voy a acabar contigo.
¿Qué cómo lo sé? Porque soy la
dueña de mi ser hasta su último reducto. Soy fuerte. Soy valiente. Soy la que
llevo el timón de la nave, la que toma las decisiones. Y tú no eres bienvenido
a bordo.
De qué vas, maldito cabrón.
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