miércoles, 22 de noviembre de 2017

El sueño

El niño empezó a sentir frío. Era la primera vez que le sucedía, aunque había ascendido cientos de veces al lugar donde habitan las estrellas. Pronto el frío se convirtió en miedo cuando uno de los planetas insistió en que se quedara con ellos. Sus padres se lo habían advertido, pero él desobedeció igualmente. Era demasiado excitante la aventura. La inmensidad llena de luminiscentes y mágicos nuevos mundos. Pero ahora era consciente de lo lejos que estaba de casa. Recordó que otros niños habían quedado atrapados allí para la eternidad.
De repente un planeta particularmente egoísta, celoso del conocimiento que albergaba el niño, se adelantó amenazante, dispuesto a robarle su infancia. Pero una luna se interpuso y logró escapar. De nuevo en la Tierra, abrazó la seguridad de las cosas cotidianas y juró no regresar. Pero aquello no le hizo más feliz. Con los años comprendió que no era codicia lo que sentían aquellos planetas. Era una inmensa soledad.

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