miércoles, 22 de noviembre de 2017

Todo está escrito


Cuando decidió ser escritor le dijeron que todo estaba escrito, y que jamás lo conseguiría. Le auguraron el fracaso antes de empezar y un rápido olvido, aunque lo consiguiera. Pero él siguió escribiendo a la luz de la lumbre, al anochecer, cuando nadie podía reprocharle nada. Buscó una historia que nunca se hubiera contado. Pero, mientras desarrollaba el argumento, se dio cuenta de que alguien ya había contado lo mismo, con otras palabras. Desesperado, rompía manuscrito tras manuscrito, y acabó dándole la razón a su familia. Sumergido en una rutina gris consumaba sus días sin ilusión. Muchos años después, convertido en un acérrimo lector, cuando su caminar era ya torpe y vacilante, echó cuentas a la vida y se preguntó porqué habría abandonado su sueño. Le consolaron los cientos de libros que había leído, y la respuesta estaba ahí, precisamente ahí. Tal vez todo estuviera escrito, y vivido, pero jamás nadie lo había visto a través de su mirada. Tan solo su final pondría el final a todas las historias.



 
 
 

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