Me indican que me vaya, que baje mis carteles. Tienen más fuerza que yo, pero no suelto mis dibujos. Si no los puedo exhibir aquí lo haré en otra parte. Tenéis que conocer la verdad. Esta es la verdad. No es este el mundo que queríamos. Sé que llevamos nuestra reverencia apasionada, nuestra conciencia de formar parte de un estamento que jamás cuestiona al otro. El pueblo del sacrificio fuimos por muchos años. A un paso de la tragedia, a un paso del esplendor, y demasiados eslabones en la mitad.
No deseamos esta ruina, esta desolación. Escuchadme, sé de lo que hablo. Sé que siempre acaba igual. Y una vida que se apaga dura una eternidad.
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