domingo, 2 de julio de 2017

Pretensión geométrica


Durante mucho tiempo su única verdad fueron sus cuatro lados idénticos y cerrados. Fuera de esas fronteras, no había nada. Un día la naturaleza le hizo una visita y el cuadrado quiso encerrarla en su interior, rigiéndola bajo sus normas. Pero por dentro, ésta abrasaba como un volcán amenazando con estallarlo todo. Y así lo hizo. Sus cuatro lados cedieron ante una explosión multicolor.

La desdichada figura recobró su dibujo original, hermético, mientras contemplaba tal aparente caos, jamás antes conocido. Había algo poderoso en aquella sugerente danza de formas, todas diferentes, con nuevas perspectivas que se transmutaban sin fin. La naturaleza es caprichosa e intrigante, y la inflexible figura sintió curiosidad, quería saber qué era aquello. Tenía que avanzar, ir más allá.

Probó a doblar un lado, y luego otro, y otro. La rigidez de las líneas rectas insistían tercamente en regresar a su seguridad, pero los dogmas de la naturaleza, libres y seductores, pudieron más que su miedo. Los ángulos cedieron, y el cuadrado se curvó. De repente podía moverse, deslizarse, amoldarse, incluso tornarse elíptico.

La elasticidad le permitió integrarse con orgullo en la verdadera esencia, bella y contradictoria, de su nueva geometría circular. Ahora nada era exacto, pero todo era verdadero.
 

                                     Arcoíris circular (espectro de Brocken)

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